Tanta Cosa

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This article was written on 08 Feb 2011, and is filled under períodico prescindible, Textos.

Los Jactantes

Envidio a los fumadores. Cuando hablan de su vicio lo hacen con orgullo, jactándose del placer filoso de su adicción.
Enumeran a los artistas, filósofos, actrices y actores que han poblado el imaginario mediático de varias generaciones con un pucho en la boca… Basta un cigarro encendido entre los dedos, un rostro velado por el humo nicotínico, para dar un toque de glamour a un monólogo trivial o espeso: cada pausa, una bocanada de humo…

Ahora que han prohibido fumar en recintos cerrados, ellos cómplices, salen a fumar afuera aunque la noche esté congelada o llueva… Mientras una -feliz por la prohibición- se queda adentro saludable, abrigada, aséptica, reaccionaria y sola, sabiendo que me estoy perdiendo la parte más entretenida de la conversación.

Cuando les digo que no fumo me observan con sorpresa piadosa, como si les dijera que no follo, y la mayoría exclama demoníacamente lo afortunada que soy por no fumar, mientras se miran pícaros, olvidándome rápido, y  preguntando si tal o cual tiene fuego para otra vez salir a compartir eso que yo no.

Al final salgo igual a la calle; al final mi ropa igual huele a humo al volver a casa, y encima con frío…

Y si los fumadores dejan de fumar no dejan de serlo nunca. Se convierten en algo peor. En unos especies de veteranos de guerra que se jactan de sus padecimientos y sacrificio. Siempre terminan contando lo fantástico que es dejar de fumar… Y a mí me dan ganas de meterme en el vicio sólo para salirme y sentirme así de bien como dicen.

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